jueves, 24 de marzo de 2011

DERECHO ROMANO.

PEDRO LUIS URIBE SANCHEZ. UNISABANETA. 1- 2011

ASPECTO HISTORICO. Entre los años 800 y 700 a.C. el norte de Italia fue colonizado por los etruscos, un pueblo cuyo origen exacto no se conoce, pero del que se cree surgió en Asia menor, pues su idioma era similar a los que se hablaban antiguamente en esa zona. Aproximadamente en la misma época, los griegos fundaron colonias en Sicilia y en el sur de Italia. En los Siglos VIII y VII a.C., los etruscos comenzaron a dominar una región que abarcaba desde la costa del mar Tirreno hasta los Apeninos, conocida como Etruria y que constituía una confederación de doce Ciudades–Estado. En 600 a.C., Etruria se extendió por el sur hasta abarcar el Lacio, y los reyes etruscos reinaron en Roma. Según la tradición, Roma se fundó en 753 a.C., pero no pasó de ser una aldea agrícola hasta que los etruscos la convirtieron en una ciudad. El declive del poder etrusco comenzó en 474 a.C., cuando la armada etrusca fue derrotada en Cumas por una flota griega de Siracusa, Sicilia. Los reyes etruscos habían sido expulsados antes, desde 509 a. C. pero Roma conservó algunas instituciones de gobierno creadas por ellos. Roma fue un antiguo estado mediterráneo. A lo largo de su historia se destacan tres etapas: Monarquía, Republica e Imperio.

MITOLOGIA. Rómulo. Hijo de Marte y de la Vestal Rhea Silvia –hija de Numitor–. Hermano gemelo de Remo. Abandonados en el Tíbet, fueron amamantados por una loba y criados por un pastor. Fundaron a Roma. Rómulo mató a Remo, lo que le dio el Poder de la Ciudad. Rhea Silvia, hija de Numitor, rey de Alba-Longa en el Lacio, destinada al culto de Vesta por su tío Amulio, se enamoró del dios Marte cuando Amulio destronó a Numitor, su hermano. De esta unión nacieron los gemelos Rómulo y Remo. Estos gemelos fueron arrojados en una cesta al río Tíber, por su tío Amulio. Fueron salvados por una loba, llamada Capitolina, que los amamantó hasta cuando fueron hallados por los pastores Fáustulo y Aca, quienes a su vez los criaron hasta que crecieron, y dados su inteligencia y valor, decidieron fundar una ciudad. No poniéndose de acuerdo acerca del lugar y cual de ellos sería el primer gobernante, acudieron a los Augures (personajes que escudriñaban las estrellas y el firmamento, para ver que indica el “vuelo de las Aves”). Remo vio 6 buitres volando, Rómulo diviso 12, lo cual indicó que había triunfado. Rómulo señaló el sitio donde se fundaría la ciudad y con una vara realizó unos trazos. Todo contrarió a Remo. Discuten y se agreden. En la riña Rómulo dio muerte a Remo. Esto acaeció el día 21 de abril del año 753 a.C., fecha en que se fundó Roma.

MONARQUIA

REPUBLICA

IMPERIO

Según la mitología, Roma fue fundada por Rómulo en 753 a.C., pero la realidad histórica nos dice que fue fundada por los etruscos o pueblo de Luceres como pueblo principal, cuyo jefe fue Lucuwio, pues también han de tenerse en cuenta los ramneses o latinos, cuyo jefe fue Rómulo, los titienses o sabinos, cuyo jefe fue Tatio, los cuales ocuparon las colinas del río Tíber, en la región de Lacio, en el Siglo VI a.C. Los reyes etruscos mantuvieron el poder hasta 509 a. C. La sociedad etrusca se dividía en Patricios y Plebeyos.

Cada uno de estos tres pueblos, agrupados en tribus, se dividía en diez curias y cada curia abarcaba un determinado número de gentes o gens. Su orden funcionaba así: el patriciado primitivo estaba conformado por tres mil familias; cada 10 de estas familias formaban una gens o Linaje; cada 10 Linajes o gens formaban una curia; cada 10 Curias formaba una tribu, y eran 3 las tribus primeras: La de los latinos, los sabinos y los etruscos. De modo que había 3 tribus, 30 curias, 300 gens y 3000 familias. Quienes conformaban tales curias se reunían bajo un culto familiar especial, siempre por vía masculina, trasmitido de generación en generación. En sus extremos, se trataba de la unión de varias familias y cada una de ellas estaba bajo la autoridad de un páterfamilias. Estas personas, que orientaban la vida política, religiosa y social de Roma, gozaban de todos los privilegios. Gobernaban y tenían acceso directo al derecho y a la religión. Eran los Patricios, casta superior dominante.

Paralelamente a ellos apareció otro grupo de personas que integraban la gran masa de la población romana. Eran los Plebeyos, quienes no participaban del gobierno, no podían contraer matrimonio con patricios y estaban excluidos de los colegios religiosos, del senado y de las magistraturas. Servían al ejército como soldados combatientes. Figuraba también otro extenso grupo de personas sin condición de status ninguna, el de los Clientes, conformado primordialmente por extranjeros y libertos. Estos clientes, acudían ante determinado patricio para lograr protección y ayuda. A cambio de ello, el patricio al que se le denominaba patrono, exigía para sí, servicios, respeto y acompañamiento. En caso de que el cliente incumpliera con sus obligaciones, era castigado hasta con la muerte.

Los patricios procedían de las primeras familias que habían contribuido a fundar a Roma; eran los propietarios, tenían el derecho de ciudad y por tanto eran ciudadanos; podían ser elegidos para cargos públicos, disfrutaban de los derechos civiles y políticos. Los que descendían de las familias que se habían refugiado en Roma, tras la destrucción de sus respectivas ciudades, formaban la clase de los plebeyos; eran comerciantes y artesanos que solo tenían derechos civiles. Los clientes tenían más obligaciones que derechos pero eran libres. Los esclavos no tenían nada; eran considerados cosas que se incluían en el patrimonio y se podían comprar y vender.

En esta época, el derecho estaba formado por la costumbre y se denominó derecho consuetudinario. “La Costumbre en sentido amplio es la imitación del pasado por el presente, principio general de estabilidad; se opone a la imitación-modo”. “La costumbre, o, al menos cada uno de sus elementos, tiene un autor conocido u olvidado”.

Luego de la expulsión de Tarquino el Soberbio, se implantó en Roma un gobierno de carácter aristocrático. El nuevo régimen se basó en el Senado y las Magistraturas. En el Siglo III a.C. la división social se hizo con base en la riqueza y no en la pertenencia a una clase. El poder supremo lo ejercía el Senado, una asamblea de patricios (miembros de las familias más ricas), a través de dos cónsules que se elegían cada año. Aunque los plebeyos (los ciudadanos que no eran patricios) también se reunían en asambleas para discutir las decisiones del senado y tenían sus propios representantes llamados tribunos, su poder era muy limitado. Hasta el año 287 a.C. los plebeyos no consiguieron su “igualdad” legal, y aun entonces la riqueza y la posición social siguieron siendo determinantes en la vida política romana.

Hacia 390 a.C. Roma se había convertido en la ciudad dominante del Lacio, y en 275 a.C., el dominio romano se extendía por casi toda Italia. A las ciudades y estados conquistados se les ofrecía “protección” y los beneficios de una ciudadanía romana con limitaciones. A cambio, el Imperio obtenía hombres y materiales para sus ejércitos. El poder militar y la confianza generados por las victorias romanas fueron los factores decisivos en la conformación del Imperio.

En las tres Guerras Púnicas (264–146 a.C.), Roma destruyó por completo su principal rival en el Mediterráneo Occidental, el imperio fenicio de Cartago. En cuanto al Mediterráneo Oriental, en 130 a.C., Roma ya controlaba Grecia, Macedonia y parte de Turquía. Sin embargo, en la misma Roma estas grandes conquistas que beneficiaban a una minoría rica y poderosa sin tener en cuanta a la gran masa de ciudadanos, eran causa de descontento. Los enfrentamientos civiles dieron lugar a la dictadura de Lucio Sula (82–79 a.C.), y en 60 a.C. al gobierno conjunto de tres generales (gobierno de triunvirato): Pompeyo, Craso y Julio César (100–44 a.C.). En 58 y 51 a.C. las campañas de César añadieron al ya naciente Imperio, la Galia y casi todo el territorio europeo al este del Rin. En 49 a.C. dirigió sus ejércitos desde Galia hasta Italia y se estableció como único señor de Roma, pero fue asesinado por senadores partidarios del restablecimiento de la república. Sin embargo, en la guerra civil que siguió a su muerte, su hijo adoptivo Octavio (63 a.C.–14 d.C.), se alzó con la victoria declarándose emperador, con el título de augusto, en el año 27 a.C.

Al anexar al territorio toda la Italia central, Etruria y la Magna Grecia, entre los Siglos VI y V a.C., se consiguió la unificación de la península, pues desde mediados del Siglo III a.C. había iniciado su expansión a través del Mediterráneo.

Periodo instituido por Octavio en el año 27 a.C., en el que tuvo lugar la concentración de los poderes políticos y religiosos y se crearon nuevos órganos. Durante los cuarenta años del gobierno de Octavio, quedó consolidada la Pax Romana. A lo largo de doscientos años, el dominio romano significó un gobierno estable, la construcción de grandes obras públicas entre las cuales se contaron las carreteras, vías imprescindibles para el movimiento de las legiones que garantizaban la dominación romana, y la expansión por todo el mundo conocido de la cultura romano-helénica (cristiana a partir del Siglo IV).

En esta etapa terminó el expansionismo romano y la estabilidad política favoreció la producción artesanal y el comercio. Desde el Siglo II d. C., los límites del Imperio quedaron casi establecidos con la incorporación de Mauritania, Tracia, Bretaña y Dacia. Sin embargo, esta estabilidad no podía mantenerse. El Imperio romano era demasiado grande para poder ser controlado por un gobierno central, y los gobernadores provinciales y jefes militares empezaron a actuar como emperadores.

A partir del siglo III d.C. el Imperio empezó a decaer, pese a los esfuerzos del emperador Dioclesiano quien intentó mantenerlo mediante un sistema de gobierno compartido. En el campo de la política, el poder imperial se vio sometido a las fuerzas militares. A la muerte de Teodosio, el Imperio se dividió en dos: De Oriente o Bizantino cuya capital fue Constantinopla y se mantuvo por mil años más, y de Occidente, que no pudo resistir los ataques de los pueblos germánicos del norte, al punto de que Odacro, general de los mercenarios germánicos que formaban la mayoría del ejército romano, destronó en 476 d.C. a Rómulo Augústulo, último emperador romano. El hecho que más influyo en la caída del Imperio romano fue la invasión de los pueblos bárbaros. Odacro entonces, se proclamó Rey. Su reinado y el de su sucesor, el caudillo ostrogodo Teodorico, fueron relativamente pacíficos. En 553 d.C., la intervención del emperador bizantino Justiniano puso fin al dominio ostrogodo, pero la breve reunificación de los Imperios de Oriente y Occidente, terminó con la invasión de Italia por los germanos lombardos en 572. Italia se convirtió entonces en un conjunto de pequeños estados, la mayoría de ellos bajo dominio lombardo, pero Roma quedó bajo el control de los papas, dirigentes de la iglesia cristiana de occidente.

Con la ayuda de los reyes francos Pipino el Breve (715-768 d.C.) y su hijo Carlomagno (742-814), los papas sometieron a los lombardos y consolidaron su poder político sobre los estados de Italia central.

En el año 800, el papa León III proclamó a Carlomagno “Emperador de los romanos” y en 926 el rey germano Oton I (912–973 d.C.) se convirtió en el primer “Sacro Emperador Romano”. Los enfrentamientos entre papas y emperadores eran frecuentes, y cada uno buscaba aliados extranjeros en sus luchas por el poder. Esta lucha entre papas y emperadores se dio desde el Siglo XI y se prolongó por espacio de ocho siglos más.


1 comentario:

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